Eres un hada
y yo soy un lobo
que buscándote aúlla.
Incansable sigo el rastro
de tu aroma
entre los árboles,
y preso de tu hechizo
en cada piedra,
en cada brizna de hierba
afortunada por el roce de
tus alas
me detengo embriagado
y aspiro
y aúllo
y reanudo mi carrera
henchido de deseo,
olvidado del tiempo y del
mundo
más allá de este bosque
en el que habita tu
presencia inalcanzable.
Eres un hada,
y buscándote envidio al
aire
que lleva la fragancia de
tu paso,
la dulce frescura
que piadosos soplos de
brisa
me regalan cuando
infatigable
Y tú la luna
a la que enamorado aúllo…
Y en mi lecho te sueño
acariciando estas toscas
garras
tornadas en dedos
amorosos
y colmando mi sed
insaciable
con el roce de tus labios…
Más cuando hundo mis
colmillos en la carne,
y presa del frenesí de la
sangre
me descubro,
la claridad cristalina de
tu presencia imaginada
me avergüenza,
y estos miembros impuros quisiera
esconder
pues no son dignos de
tocarte
ni de mirarte ni de olerte…
Más tú sin saberlo te
apiadas
y dejas tu fragancia tras
de ti,
y tras ella...
a este lobo enamorado y solitario
que vive sólo para seguir
tu rastro
entre los árboles, entre
las piedras
en cada brizna de hierba
de este vasto bosque…
Pues tú eres un hada
y yo el lobo que
buscándote aúlla.
LOU RAMBLER - Septiembre 2016